En pleno verano, incluso en un clima suave y húmedo como el nuestro, el agua escasea. Las raíces se afanan en absorber el agua y los nutrientes disueltos en ella para fabricar alimento. ¿Pero cómo llega el agua hasta las hojas? Hasta ahora se explicaba en base a fenómenos como la capilaridad, la transpiración y la ósmosis. Sin embargo, nuevas investigaciones sugieren que actúa una fuerza más. El tronco y las ramas de los árboles se contraen y expanden para “bombear” esta agua hasta las hojas, de manera similar a la forma en que nuestro corazón bombea nuestra sangre. El pulso de los árboles, sin embargo, es mucho más lento que el nuestro, ya que cada latido se produce cada dos horas aproximadamente.
Se va acabando el tiempo de las flores para pasar al tiempo de los frutos que poco a poco van madurando: melocotones, manzanas, peras, espino albar...
Pero todavía podemos gozar de flores como las de la adelfa y la del árbol de júpiter.
Va a llover...
Lo ha dicho al césped
el canto fresco
del río;
el viento lo ha
dicho al bosque
y el bosque al
viento y al río.
Va a llover... Crujen las ramas
y huele a sombra
en los pinos.
Naufraga en verde el paisaje.
Pasan pájaros
perdidos.
Va a llover... Ya el cielo empieza
a madurar en el
fondo
de tus ojos
pensativos.
Jaime
Torres Bodet, Agosto
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