martes, 21 de mayo de 2019

Ginkgo

Nombre en euskara: Ginkgoa
Nombre científico: Ginkgo biloba

Familia: Ginkgoáceas

Las hojas de este árbol, que desde Oriente
han venido y mi jardín adornan,
un oculto sentido tienen, que al sabio
de reflexión le brindan materia obvia.
¿Será este árbol extraño algún ser vivo
que un día en dos mitades se dividiera?
¿O dos seres que tanto se comprendieron,
que fundirse en un solo ser decidieran?

Goethe, Ginkgo biloba

Este joven ejemplar se encuentra en la rotonda de la calle Practicantes Adán y Grijalba.

Árbol caducifolio originario de China. Puede alcanzar 40 m de altura. Tiene copa estrecha y algo piramidal. La corteza es de color pardo grisácea o pardo oscura, con surcos y hendiduras muy marcadas.

Las hojas, de color verde claro y de entre 5-15 cm, son planas y con forma de abanico.

Es una especie dioica: existen ejemplares masculinos y femeninos. Los masculinos presentan inflorescencias amarillas. En los femeninos, las flores se encuentran en grupos de 2 o 3, produciendo “frutos” ovoides, del tamaño de una ciruela, de color pardo amarillento y textura carnosa. Al abrirlas despiden un olor rancio ya que contienen ácido butírico.

El término ginkgo, procedente del chino, significa fruto plateado. Biloba hace referencia a los dos lóbulos de las hojas.

Darwin llamó a este árbol fósil viviente ya que sus parientes aparecieron en el planeta hace más de 250 millones de años, antes que las flores y los dinosaurios. Actualmente es una curiosidad botánica, un árbol singular sin parientes vivos.

Aun siendo muy primitivo, o quizá por ello, es resistente al ataque de microorganismos, insectos y hongos. Es una especie muy longeva, puede llegar a vivir más de mil años.

Unos meses después del estallido de la bomba de Hiroshima, en la primavera de 1946, a poco más de un kilómetro de distancia del lugar de la explosión, un viejo ginkgo rebrotó entre las ruinas, transformándose en símbolo de renacimiento y esperanza.

lunes, 6 de mayo de 2019

Haya

Nombre en euskara: Pagoa      
Nombre científico: Fagus sylvatica

Familia: Fagáceas

Las hayas son la leyenda.
Alguien, en las viejas hayas,
leía una historia horrenda
de crímenes y batallas
¿Quién no ha visto sin temblar
un hayedo en un pinar?
     Antonio Machado, Las encinas


Este joven ejemplar se encuentra en la Plaza José Mª Martínez de las Rivas.


Árbol caducifolio de porte majestuoso que alcanza los 40 m. Originario del centro y oeste de Europa. Tiene una corteza lisa y gris. Sus ramas se disponen horizontales sobre el tronco principal, de manera que proyecta una densa sombra bajo su copa.

Las hojas son simples, alternas, ovaladas, con los nervios muy marcados, miden 5-10 cm de largo y tienen el margen entero.

Las flores nacen en amentos colgantes y suelen pasar desapercibidas.

Los frutos, denominados hayucos, tienen una llamativa cubierta leñosa o erizo con pinchos blandos que alberga en su interior 2 o 3 semillas de sección triangular.

De crecimiento lento, puede llegar a vivir 300 años.
Planta forestal de gran importancia, típica de nuestros montes.
La madera de haya es muy apreciada porque es fácil de tallar, tornear, pulir y apenas tiene entrenudos. Además, por destilación, se obtiene creosota, un compuesto aromático desinfectante de la madera, y alquitrán. También es buena para quemar y producir carbón vegetal, a pesar del dicho popular: “Mal haya carbón de haya”.

Los frutos son comestibles, muy nutritivos y energéticos, pero su abuso produce malestar de vientre y aerofagia. Hay un refrán que dice: “Estratifica con maña, hayuco, bellota y castaña”.

Fagus era el nombre que le daban los romanos al haya, a sus frutos y a su madera; sylvatica quiere decir ‘de las selvas’, ‘de los montes’.