sábado, 25 de agosto de 2018

Tuya gigante


Nombre en euskara: Erraldoi tuia
Nombre científico: Thuja plicata

Familia: Cupresáceas

Este esbelto ejemplar se encuentra en el Parque Ignacio Ellacuría.

Árbol estrecho y helicoidal, que alcanza los 45m de altura. Es perennifolio y procede de América del Norte.
Corteza fisurada en tiras, de color marrón rojizo.
Hojas escuamiformes, triangulares, muy pequeñas. Aromáticas.
Las pequeñas flores masculinas forman grupos. Las femeninas, también pequeñas, son conos elipsoides verdes o púrpuras y amarillo parduscos que surgen sobre pedúnculos muy cortos en las ramillas extremas.
El fruto es un cono ovoide que al abrirse libera semillas con dos alas membranosas.
De crecimiento lento, puede llegar a ser muy longevo.
Posee una madera clara, duradera, blanda y fácil de trabajar.
Thyou significa árbol que produce resina; plicata significa "plisado".

viernes, 3 de agosto de 2018

Bioclimatizadores


Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.
Aunque este conocido refrán tiene habitualmente un significado más metafórico, en esta ocasión queremos reivindicar su sentido más literal. Cuando aprieta el calor, una de las mejores estrategias es buscar la sobra protectora de los árboles. Este no solo es un recurso que podemos usar en el ámbito personal, sino que también se debe tener en cuenta en el diseño y planificación de las ciudades, porque plantar árboles ayuda a climatizar el espacio público. Según algunos estudios, un parque de 100 metros cuadrados, rodeado de edificios de 15 metros de altura, disminuye en 1 grado centígrado la temperatura de las calles adyacentes, en un radio de 100 metros a la redonda.

No solo es la sombra, la evaporación refresca. Podríamos decir que los árboles sudan, lo que tiene el mismo efecto que el sudor humano.

Así, los árboles también nos ayudan a mitigar los efectos de las olas de calor, que según todos los indicios, van a ser más frecuentes en el futuro como consecuencia del cambio climático.

Este efecto regulador también se produce en invierno. Lo podemos comprobar, por ejemplo, en los coches aparcados en la ciudad. Cuando hiela ligeramente (la temperatura es cercana al punto de congelación) encontramos hielo en el parabrisas de los coches aparcados a cielo abierto, mientras que, generalmente, no aparece en los coches aparcados bajo los árboles.