viernes, 3 de agosto de 2018

Bioclimatizadores


Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.
Aunque este conocido refrán tiene habitualmente un significado más metafórico, en esta ocasión queremos reivindicar su sentido más literal. Cuando aprieta el calor, una de las mejores estrategias es buscar la sobra protectora de los árboles. Este no solo es un recurso que podemos usar en el ámbito personal, sino que también se debe tener en cuenta en el diseño y planificación de las ciudades, porque plantar árboles ayuda a climatizar el espacio público. Según algunos estudios, un parque de 100 metros cuadrados, rodeado de edificios de 15 metros de altura, disminuye en 1 grado centígrado la temperatura de las calles adyacentes, en un radio de 100 metros a la redonda.

No solo es la sombra, la evaporación refresca. Podríamos decir que los árboles sudan, lo que tiene el mismo efecto que el sudor humano.

Así, los árboles también nos ayudan a mitigar los efectos de las olas de calor, que según todos los indicios, van a ser más frecuentes en el futuro como consecuencia del cambio climático.

Este efecto regulador también se produce en invierno. Lo podemos comprobar, por ejemplo, en los coches aparcados en la ciudad. Cuando hiela ligeramente (la temperatura es cercana al punto de congelación) encontramos hielo en el parabrisas de los coches aparcados a cielo abierto, mientras que, generalmente, no aparece en los coches aparcados bajo los árboles.  

1 comentario:

  1. Debería ser una de las preocupaciones de los municipios de la margen izquierda, a la vista del horror urbanístico heredado del franquismo.

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