Los árboles conservan
verdes aún las copas,
pero del verde mustio
de las marchitas frondas.
El agua de la fuente,
sobre la piedra tosca
y de verdín cubierta,
resbala silenciosa.
Antonio Machado, Los árboles conservan
En verano, incluso en un
clima suave y húmedo como el nuestro, el agua escasea. Las raíces se afanan en
absorber el agua y los nutrientes disueltos en ella para fabricar alimento,
pero luego hay que transportarla. ¿Cómo sube el agua desde el suelo hasta las
hojas?
Hasta ahora se pensaba que
el agua se movía a través de los árboles fundamentalmente por ósmosis: cuando
en una célula la concentración de azúcar es más elevada que en la contigua, el
agua atraviesa las paredes hacia la solución más dulce, hasta que en las dos
células existe la misma concentración porcentual de azúcar. Así el agua puede
ir desplazándose. Sin embargo, este razonamiento no resulta satisfactorio para
explicar lo que ocurre en el tronco donde existen largos conductos.
Investigaciones recientes
sugieren que los troncos y las ramas de los árboles se contraen y expanden para
“bombear” agua desde las raíces hasta las hojas, de manera similar a como nuestro
corazón bombea la sangre.
El “pulso” de los árboles,
sin embargo, es mucho más lento que el nuestro, ya que cada latido se produce
cada dos horas aproximadamente.
No se conoce aún el
funcionamiento exacto, pero parece que el tronco aprieta suavemente el agua,
empujándola hacia arriba a través del xilema (tejido vegetal formado por
células muertas, rígidas y lignificadas que conducen la savia y sostienen la
planta).
"El verde de los árboles es parte del rojo de
mi sangre".
Fernando Pessoa