lunes, 19 de febrero de 2018

Tulipero de Virginia


Nombre en euskara: Tuliparbola
Nombre científico: Liriodendron tulipifera

Familia: Magnoliáceas

Desde aquí veo un pájaro
en la rama más alta del tulípero que empieza
a limpiar sus alas grises.
                  Ansel Elkins

Este esbelto y bello ejemplar se encuentra en el Parque Doctor Areilza.
Árbol caducifolio alto y majestuoso, de porte recto y copa frondosa. En su etapa juvenil presenta una copa angosta y piramidal; cuando es adulto se vuelve oval. Puede alcanzar los 35m. Es nativo de América del Norte.
Corteza  fisurada de color gris ceniza.
Hoja característica en forma de tulipa, distinta a la de cualquier otro árbol. Color otoñal amarillo muy ornamental.
Flores solitarias grandes y vistosas, de color amarillo verdoso, con el centro anaranjado. Olorosas.
Fruto formado por numerosas sámaras (infrutescencia) con forma de cono, de color marrón claro.
Con una velocidad de crecimiento media, puede llegar a ser muy longevo.
Liriodendron, proviene de lirio y dendron (árbol), aludiendo a la forma de las flores que produce. Tulipifera  significa productor de tulipas.
Su madera, flexible y de poca contracción, es muy apreciada en algunos países para la fabricación de muebles y chapeado.

viernes, 2 de febrero de 2018

Dispersión


Siendo seres sedentarios, los árboles han resuelto el tema de la movilidad a través de la dispersión de sus semillas. Esta diáspora aporta diversas ventajas. En primer lugar, las plántulas que nacen juntas acabarán compitiendo por los nutrientes del suelo y por la luz.  Por otra parte, cuanto más dispersa esté la descendencia de un mismo árbol menos probabilidades habrá de que se polinicen entre sí, lo que supone un claro beneficio. Asimismo, se minimizan los riesgos frente a plagas y enfermedades, que causarían más daños en una población agrupada. 

Varias son las estrategias de los árboles para dispersar las semillas. Una es dejarse arrastrar por el viento. Es el caso de los arces, que presentan semillas aladas, lo que les permite aprovechar mejor la fuerza del viento.

Los animales pueden ser otra vía de transporte. Muchos son los animales que comen bellotas, por ejemplo. Pero algunos de ellos, como el ratón de campo o el arrendajo, las esconden en madrigueras, bajo el suelo, o en oquedades junto a los troncos de los árboles. Algunas de estas bellotas quedan sin consumir por lo que, si las condiciones son adecuadas, darán lugar a nuevas plántulas.  En el Parque Nacional Urbano de Estocolmo se ha estimado en 4.300 dólares anuales el valor de los servicios prestados por los arrendajos, quienes, al enterrar y abandonar bellotas en el parque todos los años, favorecen una regeneración constante de los robles.