martes, 21 de julio de 2020

Símbolos de renacimiento


El 6 de agosto de 1945, hace ahora 75 años, la primera bomba atómica fue lanzada sobre Hiroshima. En unos segundos causó 160.000 muertos y tal devastación que, desde entonces, el mundo nunca volvería a ser el mismo.
Aunque durante un tiempo no quedó rastro de vida en la ciudad, algunos árboles resurgieron entre los escombros y la desolación. En Japón llaman Hibakujumoku a los árboles que sobrevivieron a la bomba atómica.

Entre ellos se encontraba un ginkgo que en poco menos de un año, a unos pocos kilómetros del hipocentro, brotó entre las ruinas de un antiguo templo budista. En la remodelación del edificio se mantuvo el árbol que pasó a ser un símbolo de renacimiento y veneración.

A su vez, la adelfa fue la primera especie que volvió a florecer en Hiroshima después de la bomba atómica, por eso es la flor oficial de la ciudad.
Dos especies que nos recuerdan el poder de regeneración de los árboles y la necesidad de trabajar para impedir que una barbarie como aquella se repita.

Al olmo viejo, hendido por el rayo

y en su mitad podrido,

con las lluvias de abril y el sol de mayo,

algunas hojas verdes le han salido.

         Antonio Machado, A un olmo seco