martes, 25 de febrero de 2020

Acebo

Nombre en euskara: Gorosti
Nombre científico: Ilex aquifolium

Familia: Aquifoliáceas.

“Y no hubieron andado un cuarto de legua, cuando al cruzar de una senda vieron venir hacia ellos hasta seis pastores vestidos con pellicos negros, y coronadas las cabezas con guirnaldas de ciprés y de amarga adelfa. Traía cada uno un grueso bastón de acebo en la mano…”

Miguel de Cervantes, El Quijote

Este ejemplar se encuentra en la calle Grumete Diego.

Árbol de pequeño tamaño, puede alcanzar los 15 m, de origen europeo. Tiene porte piramidal, con copa densa y ramosa desde la base.

Las hojas son verde oscuras, persistentes, simples y alternas. Suelen tener forma ovalada y el borde fuertemente espinoso en los ejemplares jóvenes y en las ramas más bajas en los adultos.

Hay ejemplares macho y ejemplares hembra que, tras la fecundación, producen unos frutos globosos del tamaño de un guisante, que son verdes al principio y tornan a rojo al madurar.
De crecimiento lento, puede vivir quinientos años, aunque normalmente no pasa de los cien.

La madera de acebo es de muy buena calidad, dura y tan densa que no flota en el agua. Es apreciada por teñirse bien de negro e imitar a la de ébano; además es muy estimada como leña, para hacer carbón y para confeccionar mangos y bastones resistentes.

Con la corteza se preparaba la liga, una goma empleada en la captura de pájaros, actualmente prohibida para este fin. El acebo también se usa mucho como planta ornamental y adorno navideño. Actualmente es una especie protegida.

Aguanta muy bien la poda y tiene numerosas variedades de jardinería que realzan las espinas o matizan su verde intenso con bordes o manchas blancas o amarillas.

Ilex era el nombre romano de la encina, y el naturalista sueco Linneo se lo asignó al acebo por el parecido de sus hojas; aquifolium quiere decir ‘hoja con espinas’.

miércoles, 5 de febrero de 2020

Aceptar el reto

Aumentar su número de árboles es el reto que la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa ha hecho llegar a las ciudades.
La campaña global Trees in Cities Challenge se lanzó en la Cumbre de Acción por el Clima, celebrada el pasado septiembre en Nueva York con el fin de combatir la emergencia climática y generar un urbanismo más sostenible y resiliente.

El aumento del nivel del mar, las temperaturas extremas, las inundaciones, las sequías y las tormentas amenazan la vida en las ciudades, destruyendo hogares e infraestructuras y poniendo en peligro el acceso vital a servicios básicos como el agua limpia y el alcantarillado. Pero las ciudades no solo son receptoras de las consecuencias del cambio climático; ellas también contribuyen a ello. Algunas estimaciones sugieren que las ciudades son responsables del 75 por ciento de las emisiones globales de CO2, con el transporte y los edificios entre las principales fuentes.

Plantar árboles es una forma sencilla pero poderosa de construir ciudades más sostenibles y resilientes.
¿Cuáles son los beneficios para las comunidades?


Lucha contra la emergencia climática y aumento de la resiliencia urbana. Al absorber el CO2 y refrescar el aire, los árboles ayudan a mitigar el cambio climático y a ahorrar energía, pues reducen la necesidad de aire acondicionado. Los árboles también ayudan a controlar la erosión del suelo, reducen los deslizamientos de tierra, controlan las aguas superficiales, y ayudan a mitigar el daño de las inundaciones.

Aire más limpio. Los árboles intercambian gases con la atmósfera y capturan partículas y contaminantes urbanos.

Ciudades más saludables. Se sabe que la presencia de árboles en las zonas urbanas tiene un efecto positivo en la salud humana al reducir los niveles de estrés, prevenir la obesidad y acelerar la recuperación de enfermedades.

Espacios públicos mejorados y con mayor biodiversidad. Los árboles proporcionan refugio, alimento y hogar a animales y plantas, contribuyendo a la biodiversidad urbana.

Comunidades más fuertes. Se ha demostrado que una mayor presencia de áreas verdes urbanas tiene un impacto positivo en la cohesión social y ayuda a formar comunidades más fuertes.

Aumento del valor patrimonial. Los árboles saludables pueden aumentar los valores de las propiedades circundantes en un 2-10%.