Este mes, a caballo entre el invierno y la primavera, nos regala el gran espectáculo de la foliación, silenciosa, de muchos de nuestros árboles.
La brotación de las hojas depende de diversos factores, entre ellos la
temperatura y la luz. En realidad, la duración de la luz resulta más fiable. A
diferencia de las temperaturas, que pueden oscilar o variar de un año a otro,
el alargamiento de los días, que los árboles perciben como un aumento continuo
de la luz a lo largo de los sucesivos ciclos de veinticuatro horas, es el mismo
todos los años.
En marzo podemos disfrutar del verde nuevo y fresco de las hojas… y de otros colores.
El limonero lánguido suspende
una pálida rama
polvorienta,
sobre el encanto
de la fuente limpia,
y allá en el
fondo sueñan
árbol del amor |
Es una tarde
clara,
casi de
primavera,
tibia tarde de
marzo
que el hálito de
abril cercano lleva;
peral de flor |
Fuentes consultadas:
Jahren,
H. (2017). La memoria secreta de las
hojas, Paidós, Barcelona.
Wohlleben, P. (2016). La vida secreta de los árboles, Obelisco, Barcelona.
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