martes, 20 de septiembre de 2016

Árboles y ciudad. Fuerza evocadora

Los árboles son una fuente permanente de inspiración. Tienen un importante valor metafórico,
simbólico y poético. No en vano desde el romanticismo, la tradición cultural moderna estima el arbolado como un importante elemento de la ciudad. Este poder evocador ha quedado reflejado en la literatura en innumerables ocasiones, y quizá sea el otoño cuando adquiere una mayor fuerza...

Se iniciaba ya el otoño. Los árboles de la ciudad comenzaban a acusar la ofensiva de la estación. Por las calles había hojas amarillas que el viento, a ratos, levantaba del suelo haciéndolas girar en confusos remolinos…"
         
(Miguel Delibes. La sombra del ciprés es alargada)


¡Aufa! ¡De aquí para allá! ¡A jugar! ¡A correr! ¡A andar en rondas caprichosas por el aire! ¡Bastante tiempo hemos padecido esclavizadas, obligadas a estar quietas!
¡Aufa! ¡Aufa! Nos levantaremos hasta lo más alto, correremos por los caminos y por encima del césped, nos aplastaremos contra los troncos de los árboles e iremos volando por el cielo como los pájaros. Ya se acabó nuestra esclavitud.
¡Aufa! ¡Aufa! En el cielo gris del otoño, por encima de las copas de los árboles, iremos navegando como si tuviéramos alas.
                                                           (Pío Baroja, Las hojas secas)

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