Nombre en euskara: Ezpel
Nombre científico: Buxus sempervirens
Familia: Buxáceas
«La primera señal que me llegaba en cada retorno al
Pirineo era el olor del boj; […] El olor del boj es la puerta a un
compartimento de elevados paisajes, de cimas con nombres precisos».
Eduardo Martínez
de Pisón, Cuadernos de montaña
El boj es generalmente un arbusto ramoso y siempre
verde, que si se deja crecer toma el porte de un arbolito que puede llegar
hasta los 8 m. Habita en el centro y sur de Europa, norte de África, Cáucaso,
Asia menor y sur del Himalaya.
La corteza en los ejemplares adultos se agrieta
mucho en placas pequeñas y grisáceas.
Las hojas son pequeñas, simples, opuestas, coriáceas, tienen el margen entero. Su forma es ovalada, con el borde algo curvado hacia abajo. En otoño pueden tomar un característico color anaranjado a causa del frío o amarillear por una sequía prolongada.
Las flores aparecen a comienzos de primavera, en pequeñas
inflorescencias, en las axilas foliares. Son de color amarillo, poco vistosas.
El fruto es una pequeña cápsula marrón o gris, coriácea, que contiene
numerosas semillas.
En la cita que aparece arriba, el geógrafo Eduardo
Martínez de Pisón hace una bella descripción del aroma del boj. Sin embargo, este
aroma provoca opiniones encontradas.
De crecimiento muy lento, puede llegar a vivir 600 años. Resiste bien las heladas, el viento y la sequía.
Desde la época clásica, fue usado en Grecia y Roma para demarcar jardines formando setos. Gozó de gran aceptación en los elaborados jardines renacentistas. Hoy en día también se usa como ornamental. Admite muy bien la poda y es habitual encontrarla en setos vivos o en jardines formando figuras decorativas (poda topiaria), costumbre que viene de la época romana.
Además, su madera es muy valorada. Es dura (la más
dura de Europa), densa, fina, homogénea (los anillos anuales están tan juntos
que la madera resulta uniforme), fácil de tornear, pulir y teñir (es de un
delicado tono amarillo), y sirve para fabricar pequeños objetos como cubiertos,
mangos, botones, figuras de ajedrez, fichas e instrumentos musicales de viento
como flautas, clarinetes y algunas piezas para las gaitas.
Dicen que los mejores bolillos para hacer encajes
están hechos de madera de boj. Antiguamente con su madera se confeccionaban las
mejores planchas para los grabadores de las imprentas. Las bolas de la Lotería Nacional están hechas de madera de boj.
Es una planta bastante tóxica en todas sus partes. El boj aparece en el catálogo de flora protegida del País Vasco.
El nombre genérico Buxus procede
del griego puxos, que significa caja o cubilete, por la forma de su
fruto y el uso que se le daba a su madera. El epíteto específico sempervirens quiere
decir ‘siempre verde’, al ser de hojas persistentes.
Fuentes consultadas:
Drori, J. (2020). La vuelta al mundo en 80 árboles, Blume,
Barcelona.
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