Recuperar
ríos urbanos, convertir aparcamientos en pequeños parques o naturalizar los
patios escolares son algunas de las medidas que cada vez más municipios están
poniendo en marcha. Una estrategia que hasta hace poco parecía imposible:
quitar hormigón y asfalto para reintroducir la naturaleza en las ciudades,
hacerlas más habitables y mitigar los efectos de la emergencia climática.
Es el caso de Lleida, donde están desarrollando un proyecto que contempla crear
corredores verdes con grandes árboles, trayectos por los que la gente pueda recorrer la ciudad de un extremo a otro sin que le falte una sombra bajo la que cobijarse. Los árboles, los arbustos y las plantas son una buena medida ante el calor, protegiendo el suelo de los rayos directos del sol y dispersando humedad. El asfalto o el cemento, por el contario, contribuyen al llamado efecto de isla de calor urbana.
Además de
árboles, plantarán arbustos y otras plantas que atraigan a los polinizadores y
a las aves, sustituyendo superficies duras como asfalto o cemento por otras
permeables que permitan que el agua de lluvia penetre en el suelo.
Se trata,
además, de ensayar un modelo de calles diferentes, que estén diseñadas para
poder jugar, pasear o simplemente descansar en un entorno con mayor presencia
de elementos naturales.
Una
experiencia, como otras muchas, de la que podemos aprender.
Fuentes consultadas:
https://www.eysmunicipales.es/
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