Cómo
jugar:
Se forman
parejas compuestas por guía e invidente (con los ojos tapados). La persona que
hace de guía conduce a su pareja hasta un árbol situado a unos metros del punto
de partida y le invita a explorarlo por medio de todos los sentidos (excepto el
de la vista). Tras unos minutos de exploración, vuelven al punto de origen y
después de quitarse el pañuelo, la persona guiada intenta reconocer el árbol
explorado. Si tiene dificultades, su guía le puede ayudar. Una vez acabada la experiencia,
se invierten los papeles.
Tras el
juego, podemos comentar lo que hemos experimentado: ¿qué hemos sentido junto al
árbol?, ¿hemos tenido sensaciones de las que no somos conscientes cuando
utilizamos la vista?...
Los
juegos presentan una gran versatilidad y ofrecen muchas posibilidades para
cambiarlos y adaptarlos a diferentes situaciones. En nuestro caso, por ejemplo,
esta actividad puede servir para comprender la realidad de las personas
invidentes, situándonos en su posición.
Un día el mundo se quedó en silencio;
los árboles, arriba, eran hondos y majestuosos,
y nosotros sentíamos bajo nuestra piel
el movimiento de la tierra.
Tus manos fueron suaves
en las mías
y yo sentí la gravedad y
la luzy que vivías en mi corazón.
Todo era verdad bajo los
árboles,
todo era verdad. Yo
comprendíatodas las cosas como se comprende
un fruto con la boca, una luz con los ojos.
Antonio Gamoneda, Existían tus manos.
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