Nombre
científico: Dracaena draco
Familia:
Asparagáceas
Drago:
Prehistoria viva,
sabes del viejo cataclismo;
viste las siete
vertebras emerger de la lengua del abismo
y las siete
banderas flotar sobre el estrago. . .
Drago: esfinge florida,
tú tienes el
secreto que Platón presintiera;
tiende hacia el
horizonte -enredadera
de cristal- esa
clave de la vida. . .
Andrés Piedra-Bueno, Elogio del drago
Este ejemplar se encuentra en los jardines de la calle Grumete Diego.
Es
una especie endémica de Madeira, las Islas Canarias, Cabo Verde y el Anti-Atlas
marroquí.
Esta
planta, de forma arbórea, alcanza los 20 m de altura. El tallo (liso en la
juventud) se torna rugoso con la edad, pero no es leñoso, ni presenta anillos
de crecimiento (no es un árbol realmente). Se caracteriza por sus raíces
aéreas, que a veces se fusionan con la parte basal del tronco grueso y vertical.
Presenta
una ramificación dicotómica (las ramas se dividen en dos partes similares). Esta
división solo tiene lugar después de la primera floración (unos 30 años). Por
esta razón, los dragos no ramificados, como el que nos ocupa, aún no han
alcanzado la madurez sexual, mientras que los especímenes más viejos,
generalmente, están muy ramificados.
Las
hojas son gruesas y coriáceas, de color entre verde grisáceo y glauco. Son largas
(de 50 a 60 cm de longitud), planas, puntiagudas, flexibles y tienen forma de
espada. Estas hojas se unen a la planta con una vaina anaranjada y, por lo
tanto, no tienen tallo.
Las
flores, que surgen en racimos terminales, son de color blanco cremoso o rosa.
Los
frutos carnosos (bayas de 1-1,5 cm) son redondos y anaranjados.
Es de lento
crecimiento (puede tardar una década en crecer un metro) y muy longevo.
Según la
leyenda, el Jardín de las Hespérides (a menudo situado en las Islas Canarias), en
el que se encontraban las manzanas de oro, era custodiado por Ladón, un dragón
de cien cabezas. Atlas consiguió matarle, la sangre de sus heridas cayó a la
tierra, y de cada gota nacieron sus hijos, los dragos. Sus intrincadas ramas
son las cien cabezas de Ladón.
Fue “árbol”
totémico entre los guanches, a cuya sombra se reunían los mencey para administrar justicia. Símbolo de fecundidad y
sabiduría, sirvió también como lugar de encuentro para fiestas y rituales. Se
considera, y así lo establece una ley del Gobierno de Canarias, el símbolo
vegetal de la isla de Tenerife.
Para los
antiguos aborígenes este árbol tenía propiedades mágicas. En la antigua
Roma y en la Edad Media, también era considerado un árbol mágico. Su
savia, que se transforma en roja en contacto con el aire ("sangre de
drago"), se comercializaba debido a sus propiedades medicinales y a su uso
en tintes y barnices. De su madera se hacían rodelas (escudos). Hasta hace
algunos años, las hojas se usaban como forraje para los animales, para la
elaboración artesanal de cuerdas y para amarrar las parras.
El nombre
genérico (Dracaena) hace
referencia al dragón hembra, aludiendo a la savia del árbol, que
es de color rojo y conocida comúnmente como “sangre de dragón”; draco significa
dragón, serpiente fabulosa.
Fuentes consultadas:
https://www.arbolappcanarias.es/
https://www3.gobiernodecanarias.org/
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