Este otoño nos ha regalado hojas de diferente tipo. Algunas de ellas las hemos juntado en este “Paseos y derivas”, donde los árboles también están presentes.
Pasear es salir, estar al aire libre, deambular, ver con nuevos ojos lo cotidiano, dialogar con el paisaje y el paisanaje, contemplar los árboles, apreciar los colores propios de cada estación…El
viento canta entre los árboles del parque y trae nubes que oscurecen un cielo
blanco sucio, medio-negro, que anticipa lluvia. Decía Camus que el otoño es una
segunda primavera, cuando cada hoja es una flor. Es cuando cada árbol deja ver
su personalidad propia.
Las vi
asomarse con el verde nuevo de primavera, y ahora contemplo su danza al caer.
Poco a poco se alfombra el suelo, y entre los tonos ocres destaca el amarillo
encendido del ginkgo, el sutil naranja del cerezo, el intenso rojo del arce o
el apacible burdeos del liquidámbar. Caen las hojas que el viento vuelve a
levantar, juegan a hacer remolinos y parecen volar…
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