Pero no es necesario ir tan lejos, ni disponer de una tecnología tan sofisticada, para descubrir la estrecha relación existente entre árboles y música. Desde siempre, el ser humano ha usado la madera para fabricar instrumentos musicales, seleccionando y combinado diferentes maderas (la mayoría de instrumentos incorporan diferentes tipos) para conseguir la acústica deseada.
Un buen ejemplo es la txalaparta: dos soportes (cestos, caballetes, banquetas, etc.), sobre los que se pone algún material aislante (hoja de maíz, tela de saco, hierba seca, etc.), y sobre ello un tablón que es golpeado con palos. Profunda, espiritual, sugerente, hipnótica… pura música de los árboles.
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