“Se iniciaba ya el otoño. Los árboles de la
ciudad comenzaban a acusar la ofensiva de la estación. Por las
calles había hojas amarillas que el viento, a ratos, levantaba del suelo
haciéndolas girar en confusos remolinos…"
(Miguel Delibes. La sombra del ciprés es alargada)
(Miguel Delibes. La sombra del ciprés es alargada)
¡Aufa! ¡De aquí para allá! ¡A jugar! ¡A correr! ¡A andar en rondas
caprichosas por el aire! ¡Bastante tiempo hemos padecido esclavizadas,
obligadas a estar quietas!
¡Aufa! ¡Aufa! Nos levantaremos hasta lo más alto, correremos por los
caminos y por encima del césped, nos aplastaremos contra los troncos de los
árboles e iremos volando por el cielo como los pájaros. Ya se acabó nuestra
esclavitud.
¡Aufa! ¡Aufa! En el cielo gris del otoño, por encima de las copas de
los árboles, iremos navegando como si tuviéramos alas.
(Pío Baroja, Las hojas secas)
No hay comentarios:
Publicar un comentario